PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

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sábado, 23 de junio de 2012

ACTITUDES FRENTE AL DUELO

Duelo se le llama al proceso de adaptación que viven todos los seres humanos tras la pérdida de un ser querido, se caracteriza por el esfuerzo personal de asumir los cambios de una nueva realidad que exige más responsabilidades e independencia para sobrevivir y que en muchos de los casos lleva a cuestionarse, la forma de vivir y pensar antes de sufrir la pérdida.

Este proceso es único y diferente para todas las personas, no es posible considerar como norma el paso obligado por una serie de etapas rígidas y generales (aunque dichas etapas del duelo son orientativas), ya que cada quien emplea herramientas aprendidas durante su vida en situaciones de perdida previas de forma distinta.

Algunas personas expresan sus emociones y otras no, algunos enfrentan este momento con fortaleza y otros con mayor sensibilidad, algunos se adaptan rápidamente y otros con más dificultad, pero lo importante es comprender que cada quien vive un proceso marcado por su historia y dependerá de su actitud frente a los cambios la forma como se viva el proceso.

LA FORMA DE ENFRENTAR LA SITUACIÓN DE PÉRDIDA DE UN SER QUERIDO ESTÁ MARCADA POR UN APRENDIZAJE CULTURAL QUE DICTA INEXPRESIVIDAD Y RECUPERACIÓN ACELERADA, NO SE TOLERAN LOS PROCESOS LARGOS DE ADAPTACIÓN YA QUE LA EXPRESIÓN DEL DOLOR DE ALGUIEN INCOMODA A LOS DEMÁS Y SE EJERCE PRESIÓN PARA RELEGAR LAS EMOCIONES A LA CLANDESTINIDAD, AUN DENTRO DE UNA MISMA FAMILIA AFECTADA.

No existe comprensión respecto a un proceso adaptativo lento, se ignora que la intensidad emocional es alta y que va disminuyendo su intensidad y frecuencia con el paso del tiempo, que puede promediar de uno a tres años; y que se necesitan condiciones en el entrono más cercano, adecuadas para enfrentar y superar la situación de pérdida.

El doliente necesita hablar de lo que siente para reubicarse y reorganizar su realidad, necesita tiempo para sanar su dolor a través de la atención y el cuidado de sus allegados porque es más fácil vivir un duelo acompañado que solo y si hay permisividad para la descarga emocional se aceleran y alargan los periodos de descanso, tranquilidad y reaprendizaje.

EXISTEN DOS ACTITUDES BÁSICAS FRENTE AL PROCESO DE ADAPTACIÓN:

LA PASIVIDAD Y LA ACTIVIDAD.

Muchas personas viven este proceso pasivamente con poco contacto social, sin la posibilidad del dialogo, el apoyo y el contacto físico; se espera el paso del tiempo para una sanación mágica, no se enfrentan posibilidades de cambio y observan la muerte como un castigo que vino a desestabilizarlos sin tener para nada en cuenta la posibilidad de recuperación como un objetivo a largo plazo.

Otros por el contrario, de forma más vital y activa, tratan de vivir la vida en las nuevas circunstancias, generan condiciones de crecimiento personal y aprendizaje, socializando, enfrentando responsabilidades, conociendo amistades o fortaleciendo las ya existentes, pero en esencia asumiendo una actitud de enfrentar la vida.

La pérdida de la ilusión para seguir luchando en la vida es la razón que detiene el proceso de cambio, ya que la razón de vivir se busca fuera de sí: en la existencia de otro, en la cantidad de logros obtenidos y en la facilidad o falta de esfuerzo al enfrentar los problemas.

Por eso al fallecer un ser querido se pierde el rumbo, por que la soledad obliga a pensar en función propia y no de otro, se requiere enfrentar situaciones nuevas sin apoyo externo, se requiere tomar decisiones y en muchos casos no hay preparación para enfrentar estas situaciones.

Es importante trazar un plan, saber hacia dónde se quiere llegar, planificar actividades diarias que permitan la construcción de metas personales a corto y mediano plazo y no son necesariamente metas materiales, son en función al cambio y a la adaptación.

Una meta puede ser descargar emociones para ganar control sobre ellas; caminar, pasear o hacer deporte para mejorar la condición física del cuerpo y ganar fortaleza frente a las nuevas circunstancias; aprender algo nuevo: sencillo o complejo, etc.

Todo cambio es importante por mínimo que parezca: salir de la cama parece fácil pero puede implicar mucho esfuerzo para alguien en duelo; pensar en actividades de cambio moviliza el deseo por seguir luchando, la ayuda y compañía familiar da la sensación de importancia y refuerza el concepto de razones para luchar.

Finalmente se deben generar nuevas experiencias para alternar las lógicas sensaciones de tristeza y desconsuelo, características del proceso adaptativo, con nuevas experiencias esperanzadoras y formativas, que permitan sentir que se crece y se ejerce control sobre la vida.

Definitivamente son dos las palabras que resumen la vivencia de un proceso de duelo:

CAMBIOS Y PACIENCIA, cambios porque la realidad nunca volverá a ser la misma y la ausencia de un ser querido exige enfrentar nuevos aprendizajes; y paciencia porque el duelo es un proceso lento con muchas dificultades para superar, es como atravesar un bosque a oscuras, sin mapas, ni señales, se transita a tientas mientras se aprenden estrategias que aceleran la superación de dicho duelo.

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